Introducción

En todo centro de salud, los equipos médicos son la columna vertebral que ayudará al diagnóstico, procedimiento y tratamiento de los pacientes, por tanto, resulta indispensable su correcto funcionamiento. Sin embargo, no basta con tener equipos de última generación, el resultado depende en gran medida de la gestión integral de estos durante todo su ciclo de vida.

En otras palabras, esto implica su planificación de adquisición, pasando por la instalación y la capacitación del personal, hasta el mantenimiento, trazabilidad y auditorías, cada etapa es crucial. Así, una clínica u hospital que cuida su tecnología médica no solo protege la salud de los pacientes, sino que también optimiza recursos, reduce costos y fortalece su reputación en el sector salud.

  1. Adquisición inteligente de equipos

El inicio de todo proceso es fundamental, de este modo, una adquisición inteligente evita gastos innecesarios y asegura que los equipos satisfagan las necesidades del centro de salud. Por ello, resulta esencial realizar los siguientes pasos:

  • Análisis de necesidades, haciéndose preguntas como: ¿Qué especialidades atiende la clínica?, ¿Qué equipos son prioritarios?, ¿Qué volumen de pacientes se maneja? Esta información permite identificar los dispositivos que se acoplan mejor ante las necesidades más prioritarias.
  • Tomar en cuenta todos los factores, pues, lo determinante no es únicamente el precio, sino características como disponibilidad de repuestos, soporte técnico local, garantía, costos de mantenimiento y vida útil del equipo resultan igual de importantes.
  • Finalmente, se debe asegurar la calidad de los equipos mediante certificaciones internacionales y cumplimiento normativo, siendo además apoyo con las auditorías y acreditaciones sanitarias.

  1. Instalación y puesta en marcha

Luego de haber adquirido el equipo, la instalación de este debe ser realizada conforme a las especificaciones del fabricantes y normativas locales, revisando la infraestructura (espacio, redes eléctricas, humedad, etc), en caso haya algún proceso de preinstalación, rutas de acceso para equipos voluminosos y calibración inicial del equipo antes de su uso. Asimismo, se debe validar el funcionamiento correcto del equipo para confirmar que las condiciones son seguras según los parámetros esperados. Además, es recomendable pedirle al proveedor una capacitación a los usuarios, para evitar mala praxis y problemas de rendimiento del dispositivo.

  1. Mantenimiento preventivo

Cuando un equipo está en marcha, el mantenimiento preventivo es la práctica de mayor impacto sobre la seguridad y vida útil de los dispositivos, pues, la lógica es simple, prevenir siempre resulta más económico y seguro que reparar. Este procedimiento incluye inspecciones periódicas, limpieza técnica, cambio de piezas por desgaste natural, actualizaciones y calibraciones. De igual forma, evita que el equipo falle en momentos críticos y puede prolongar la vida útil del equipo entre un 10% y 30% para su continuidad en servicios clínicos.

Adicionalmente, si buscas conocer más detalles acerca del mantenimiento preventivo, puedes revisar nuestra anterior entrada: Mantenimiento preventivo: Protección invisible a tus equipos.

  1. Mantenimiento correctivo y gestión de fallas

Sin duda la prevención minimiza el riesgo y daños al equipo, aun así, ningún establecimiento de salud está exenta de enfrentar fallas, por ello es necesario contar con un protocolo de mantenimiento correctivo. Este procedimiento debe asegurarse de diagnosticar el problema, comunicar al proveedor o servicio técnico autorizado y finalmente darle solución con un correcto registro de incidencia. Recordemos que contar con un historial de fallas ayudará a identificar patrones frecuentes y tomar mejores decisiones sobre nuevas adquisiciones de equipos.

* Consideración: Próximamente estaremos subiendo una entrada referente al mantenimiento correctivo y con ello, actualizaremos este bloque con un link directo.

  1. Capacitación continua del personal

Un error frecuente con los dispositivos médicos se debe a la mala praxis de los equipos, por ello, resulta fundamental no solo capacitarse al momento de la instalación, sino que sea una práctica frecuente. De este modo, el entrenamiento debe abarcar tanto el uso clínico como el cuidado básico: limpieza, encendido y apagado correcto, reportes de fallos y protocolos de seguridad. Así, se reduce los errores frecuentes y se prolonga la vida útil del equipo.

Adicionalmente, si buscas conocer más detalles acerca de la limpieza y desinfección de equipos médicos, puedes revisar nuestra anterior entrada: Guía básica de limpieza y desinfección de equipos médicos, asimismo, si buscas conocer más sobre errores frecuentes y cómo evitarlos, puedes leer esta entrada: Cómo evitar errores comunes en el uso de equipos médicos.

  1. Registro y trazabilidad

Un aspecto clave en la gestión de equipos médicos es contar con un registro detallado de cada equipo que incluya fechas de instalación, mantenimientos realizados, fallas reportadas y repuestos cambiados. Igualmente, la integración tecnológica puede ser de gran apoyo, como softwares especializados con alarmas automáticas para mejorar la toma de decisiones.

  1. Cumplimiento normativo y auditorías

Todo centro de salud debe asegurarse de que los equipos cumplan las normativas nacionales e internacionales como ISO, OMS o autoridades sanitarias locales (DIGEMID, INACAL, etc.) que establecen estándares claros de seguridad, calibración y uso apropiado. Por otro lado, realizar auditorias internas y externas mantienen al centro preparado para inspecciones oficiales, así como mejorar la confianza de los pacientes y personal médico.

Conclusión

Para cerrar, la gestión integral de un equipo no es un gasto, sino una gran inversión en seguridad, eficiencia y calidad de atención, que hace seguimiento desde la compra, hasta el mantenimiento, pasando por la capacitación y cumplimiento de normas. Pues, un buen plan integral de gestión tecnológica garantiza diagnósticos certeros, tratamientos seguros, servicio médico de excelencia y, sobre todo, responder a las necesidades de los pacientes.