Introducción

En todo centro de salud, la calidad del servicio puede depender de gran forma de la confiabilidad del equipamiento médico, sin embargo, con el paso del tiempo, todo equipo sufre de desgaste, limitación tecnológica o deja de cumplir con las normativas vigentes. Ante ello, nace la incógnita sobre si es mejor reparar, reemplazar o actualizar el equipo, pues, tomar la decisión correcta en el momento preciso tiene un impacto en el área económica, garantiza la seguridad del paciente, mejora la productividad del personal y avala la reputación de la institución.

  1. Cuándo optar por la reparación

Un equipo vale la pena ser reparado cuando son problemas puntuales que no comprometen la seguridad o el funcionamiento directo de este, o, por otro lado, que tenga un costo bajo frente al valor total del dispositivo médico. Además, hay que recordar que usar repuestos originales o verificados garantizan seguridad y confiabilidad.

Por ejemplo:

  • Un monitor de signos vitales que requiere un cambio de batería Costo bajo comparado con el equipo.
  • Una autoclave que posee problemas en la válvula que puede sustituirse por una pieza certificada por el fabricante Problema puntual que no afecta el funcionamiento o seguridad del equipo.

  1. Cuándo optar por el reemplazo

Por otro lado, existen casos donde insistir en reparar un equipo resulta más caro y arriesgado, para ello, debe evaluarse si el costo de reparación supera al 50% del valor del equipo, considerando que el valor de un equipo se devalúa aproximadamente un 20% por cada año después de su adquisición (considerando la ley N°31107 de depreciación). Otros factores a tener en cuenta son:

  • Frecuencia de fallas ocurridas: Afectando a la calidad y continuidad de los servicios brindados
  • Carencia de soporte o repuestos por parte del fabricante
  • Falta de cumplimiento con las normas actuales: Implicando sanciones o pérdidas de acreditaciones
  • Tecnología considerada ya como obsoleta: Pues significa menos precisión y eficiencia.

Por ejemplo:

  • Un tomógrafo adquirido hace más de 10 años con fallas recurrentes y sin repuestos disponibles.

  1. Cuándo optar por la actualización tecnológica

En suma, es necesario mencionar que no siempre un equipo necesita ser reemplazado completamente, pues, existen equipos que siguen recibiendo soporte y con ello trae nuevas actualizaciones de software, o, inclusive, actualizaciones de hardware en caso de equipos modulares, prolongando así su utilidad y mejorando el rendimiento. Estas actualizaciones pueden ser: compatibilidad con nuevas versiones de software, nuevos módulos o accesorios, mejoras de seguridad cibernética y optimización energética.

Por ejemplo:

  • Ecógrafos actualizados mediante la adquisición de mejores transductores con conectores compatibles.
  • Software para redes hospitalarias con múltiple compatibilidad y mejora de ciberseguridad.
  • Un sistema de rayos X digitalizado que puede mejorar la nitidez y reducir el tiempo de diagnóstico mediante una actualización de software.

Ejemplo real: La máquina de anestesia Wato Ex-20 (Mindray) cuenta con un modo de ventilación VCV únicamente para pacientes adultos, sin embargo, actualizarla con el modo VCP permite atender adicionalmente a pacientes pediátricos.

  1. Factores para tomar la mejor decisión

Ahora, para determinar cuál alternativa es la mejor (reparar, reemplazar o actualizar), es fundamental evaluar:

  • Costo Total de Propiedad (TCO): Que considera compra, mantenimiento, reparación, energía consumida y tiempo de inactividad.
  • Historial de mantenimiento: Frecuencia de incidencia, que, a mayor frecuencia de fallas se convierte en claro candidato a reemplazo.
  • Impacto en la seguridad de los pacientes: Ningún ahorro justifica un riesgo clínico.
  • Requerimientos normativos: Un equipo que no cumple el estándar puede comprometer acreditaciones.
  • Proyección de uso futuro: Buenos equipos ayudarán al crecimiento de la institución y buenas prácticas de gestión, y cuidado integral prolongarán la vida útil del equipo.

Por ejemplo:

Uso prolongado de un desfibrilador sin actualización de software ni mantenimiento, el equipo sigue funcionando aparentemente bien, pero los usuarios se han dado cuenta que deben configurar un voltaje menor para descargar sobre el paciente la cantidad deseada.

Ante ello, la institución hace una clara falla a la normativa IEC 60601 de seguridad eléctrica y funcional, por lo que, el centro de salud perderá puntos en auditorías (ante DIGEMID u otros), además, en casos de eventos adversos, la responsabilidad recaerá en el centro médico por usar un equipo no conforme.

Adicionalmente, si buscas conocer más detalles acerca de las buenas prácticas de gestión, puedes revisar nuestra anterior entrada: Buenas prácticas para la gestión.

  1. El rol del mantenimiento preventivo

Dado que el objetivo siempre es reducir las fallas y extender la vida útil de los dispositivos, es esencial nombrar la importancia del mantenimiento preventivo, cuya labor principal es:

  • Detectar fallas antes de que afecten la operación.
  • Alargar la vida útil de los equipos.
  • Reducir costos de reparación de emergencia.
  • Garantizar calibraciones y precisión constantes.

  1. El futuro: gestión inteligente del ciclo de vida

Con la salida de nuevos programas de gestión, cada vez más centros de salud implementan Sistemas de Gestión de Activos Médicos (CMMS) que integran datos en tiempo real sobre:

  • Horas de uso.
  • Consumo energético.
  • Historial de fallos.
  • Costos acumulados de mantenimiento.

Esta información permite proyectar con precisión cuando un equipo requiere ser reparado, reemplazado o actualizado, convirtiendo la gestión en estrategia basada en datos y no suposiciones.

Conclusión

Para finalizar, la clave está en no reparar siempre ni en reemplazar de inmediato, por el contrario, debe tomarse las mejores decisiones en base a datos, riesgos y proyecciones concretas. Recordemos que reparar es útil ante fallas menores; reemplazar cuando el costo y seguridad lo justifican; y actualizar cuando la tecnología ofrece mejoras que potencian la utilidad del equipo.

De esta forma, un centro de salud que combina mantenimiento preventivo, gestión inteligente y decisiones estratégicas asegura eficacia, confianza y calidad de atención.